sábado, 10 de noviembre de 2007

El Panoptismo y la Microfísica del Poder en la Sociedad Moderna - Apreciaciones


Si hablamos de panoptismo y microfísica del poder en tanto herramientas de investigación susceptibles de aprehensión para el estudioso social, pocos caminos nos alejarían de Michel Foucault (1926/84).

Este pensador francés, de los más brillantes del siglo pasado, por su capacidad de transgresión y su visión "sub-atómica" (si se me permite la expresión) de la sociedad capitalista industrial, merece una revisión y un re-análisis por parte de quien desea obtener un conocimiento realmente novedoso que lo conecte a otros puntos de vista respecto al mundo actual.


Lo que no quiere decir que Foucault conozca los secretos de la vida humana en nuestra sociedad, pues tanto él como cualquier otro hombre razonable se abstienen de plantear sus opiniones como una verdad absoluta (como si fuesen la más pura fuente de verdad, el manantial del que emana el saber).


Trataré, en lo posible, de refutar o apoyar los conceptos de este maravilloso y genial filósofo político.




  • En primer lugar, Foucault nos enseña que la unilateralidad marxista en insuficiente para explicar el origen y mantenimiento de la noción de "acumulación de capital": ésta no sería tal sin que en el polo contrario no se generase una "acumulación de hombres", una construcción de sujetos sometidos, un encarrilamiento dentro de lo que conviene al capitalismo de mercado.

  • Las relaciones de poder no son exteriores a otras, son inmanentes a ellas; constituyen tanto el efecto inmediato como la condición interna de las desigualdades. El otro extremo de estas relaciones de poder se manifiesta en la resistencia a la dominación ("Donde hay poder, hay resistencia", sostuvo).

  • En torno al poder se crean objetos de saber. Ejercerlo genera una individualización y vigilancia constantes en el cuerpo de los individuos, así como en su mente y espíritu. A su vez, ejercer ese saber crea objetos de poder (adapta a su teoría la doble temática nietzscheana de voluntad de saber y su relación con la voluntad de poder, y viceversa), susceptibles de sometimiento; este análisis cíclico es el meollo de toda la bibliografía foucaultiana sobre el poder ("Microfísica del poder", "Genealogía del racismo", entre otros).

  • En última instancia, lo esencial es "dónde" se produce ese poder y "cómo" se ejerce. Los "puntos descentrados de lo social" (llámese trabajo, familia, prisión, hospital o escuela, por ejemplo) producen un ámbito propicio para la sujeción de los hombres a las ideologías que coadyuvan al sostenimiento crónico (tal sería el objetivo ideal del sistema imperante) de las relaciones de desigualdad entre los seres humanos.

  • El aparato de Estado o las relaciones económicas de explotación son sólo las formas terminales del poder, y no ofrecen una comprensión total de su existencia ni de su naturaleza micro(meta)física. Los patrones, maestros, etc., quienes contribuyen desde lo "sub-atómico" a la imposición de un orden "macro-molecular" (de lo particular deviene lo general, tal es la visión del francés) no reciben su poder del Estado, el cual tampoco es un instrumento de clase social alguna destinado a oprimir a otra clase diferente. He aquí una notable divergencia con el pensamiento de Karl Marx.




De esta primera parte se derivan las más generales concepciones foucaultianas.



Sin embargo, algunas de éstas (a mi modesto entender) devienen erráticas. Cuando cita a la "acumulación de capital" conjuntamente con la "acumulación de hombres" como bases inconmovibles de la dominación capitalista, olvida (o parece olvidar) lo dísimil de ambas: mientras la primera requiere una imposición estricta del aparato de Estado, con el objeto de preservar las relaciones económicas preexistentes (y dado que para Foucault éstas son perjudiciales al hombre) en cada momento de existencia de la sociedad, esta última se realiza por medio de una "fijación originaria" al modelo de individuo-estándar que tiene el capitalismo, no gracias al favor del Estado sino a ciertos micro-poderes que se manifiestan en "puntos descentrados de lo social" independientemente y fuera de él (esta noto como postura suya).



Sostengo que estos micro-poderes citados deberían de derivarse de la legitimidad que les daría su impartición por parte del poder gobrenante, y no a la inversa, puesto que las relaciones económicas (en este caso hipotético) no generan per se "saberes" que se derramen desde un ámbito escolar, llegado el caso, hacia el Poder propiamente dicho, sino que el Panóptico (del que nos ocuparemos en la Parte 2) absolutiza esos saberes sobre loa individuos al punto de favorecer la licitud de los micro-poderes ejercidos allí. ¿Y de qué forma se explica que todos esos micro-poderes sean impuestos con arreglo a una serie de principios generales de manutención del sistema si no es con una planificación central, con un instrumento de dominación político lo suficientemente coercitivo como para consistir en la concentración de todos ellos tanto en ideología como en fuerza física?

El panoptismo derrama el poder desde su aspecto macro hasta el micro. En los "puntos descentrados de lo social" se lleva adelante un "micro-panoptismo" desprovisto de todo interés económico real (teniendo en cuenta que éste es una rasgo primordial para sujetar a alguien en forma perpetua al capitalismo, para mostrar desigualdades y relaciones similares a las del mundo exterior), y apropiándonos de visiones del mismo pensador francés (o al menos de ciertos conceptos teoréticos que correponden a sus análisis) uno podría decir que en un lugar en donde no se lleva adelante la práctica del intercambio mercantil (base primaria de la economía capitalista) ni, por tanto, se tiende a mantener o acentuar la desigualdad social, no es una manifestación de ese orden social que conviene al aparato de producción privado, puesto que la sociedad misma actual y el mercantilismo inherente a ella son un juego de acciones (conjunto de intercambios desprovistos de toda ideología) y no de ética (dado que sostienen desigualdades que van en contra de ciertas consideraciones del espíritu humano).

Además, no son sitios donde se venda la fuerza de trabajo, donde todo el mundo deba pensar de la misma manera o haya un acceso a diferentes y jerarquizados beneficios por poseer más o menos capital (tomando como "puntos descentrados de lo social" las instituciones del Estado, es decir, las instituciones públicas). En definitiva, el Estado podría apoyar las relaciones económicas de dominación, pero eso no significaría que lo haga con las relaciones ideológias de dominación.

Siguiendo con mi postura, deberíamos creer que el Poder propiamente dicho legitima las relaciones de poder microfísicas, pero la finalidad de esa acción nos es desconocida: prefiero inclinarme a pensar que atenúa las aparentemente insojuzgables e inhumanas diferencias entre los hombres. El Estado racional-burocrático (con el permiso de Max Weber) estaría subordinado en el aspecto económico al capitalismo de mercado, pero se reservaría una "victoria moral" frente a éste: el "aislamiento" en los espacios que a sí respectan de las tendencias mercantilistas que actúan en el exterior, al nivel general de la sociedad.

Es decir, que ante el eufemismo racionalista consistente en que la "naturaleza del hombre" está en intercambiar el excedente de su producción, lo que genera una supuesta "objetividad" de la ciencia económica neoclásica (la que, a partir de su supuesta inicuidad axiológica crea un nuevo tipo de valoraciones) y ayuda al capitalismo voraz de hoy en día; ante esas concepciones puramente individualistas, el Estado y sus instituciones funcionarían como un "espacio de igualdad", como una instancia de re-cesión de derechos hacia las clases menos favorecidas para asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas y su acceso a medios que de otro modo no podrían alcanzar si no fuera por la intervención en principio altruísta del Estado.

El Estado llega a todos los sectores de la sociedad, el mercado no. Aunque aquél dependa para su existencia en el mundo actual de éste, de que haya desigualdades que ofenden al hombre para paliarlas, su interés es asegurar en cierto sentido el "bien común" de una comunidad social.

De ahí que los que desean "despolitizar" a los ciudadanos para imponer la "civilización del libre mercado" empiecen por atacar al Estado y por argüír que es inoperante e ineficiente para la gestión pública, en virtud de una cierta esperanza de laissez faire que los beneficie sin esas restricciones que impone el Estado al hacer menos previsibles y manejables a los consumidores, cosa que realiza para proveer al pueblo entero de capacidades que en una situación de plena vigencia de la economía de mercado (sin la restricción moral, política, social que para ésta implica) estarían concentradas al máximo en una clase social y en su contraparte no existirían o sí, pero en un grado mínimo.

Para concluir, sostengo que el Estado capitalista promueve la existencia de micro-poderes, delega en ellos parte de sus facultades, como contra-partida del libre juego de la economía desprovista de valores y como supuesto freno a las desigualdades que de ella provienen (o como pretexto para mantenerlas), pero atenuando el descontento social y, por qué no, el bienestar inmaterial de la sociedad a pesar del descontento material de algunos, sea para bien o para mal que lo lleva a cabo.

Ante la visión antropológica de la economía de Smith en adelante, que sólo comprende al hombre en su "estado de naturaleza económico" (pero no moral, sensible o social), el Estado capitalista evita la llegada a ese "estado de naturaleza económico" nombrado, garantizando a los ciudadanos un presupuesto mínimo de derechos y beneficios necesario para que ésto no ocurra, pero manteniendo los mismos principios que él.

En fin, el Estado es o no un instrumento de opresión de clase, según se opine que estas garantías que brinda redundan en un mayor beneficio al sistema económico capitalista o al mismo pueblo. Pero no puede negarse que descentraliza sus atribuciones en micro-poderes en principio no autónomos y soberanos.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Botnia - Bienvenidos

Voy a realizar mi primer posteo transcribiendo la noticia más importante del día de hoy en Argentina:


“Le diste una puñalada al pueblo argentino”


Así le respondió el presidente Kirchner a Tabaré Vázquez, cuando el mandatario uruguayo se acercó para intentar justificar su decisión de autorizar anoche el funcionamieto de Botnia.

El presidente Néstor Kirchner le dijo hoy a su par de Uruguay, Tabaré Vázquez, que había estado "mal" al autorizar el funcionamiento de Botnia y que con ello le había dado "una puñalada el pueblo argentino".


"La verdad, estuviste mal, nos diste una puñalada, no a mí, sino al pueblo argentino", le expresó Kirchner a Tabaré, en un pasillo aledaño al recinto de sesiones donde se celebra, en las afueras de Santiago, la XVII Cumbre Iberoamericana.


Una fuente de la delegación argentina informó a Télam que la conversación se produjo cuando el mandatario argentino salía de una de las sesiones.


"Presidente, quiero explicarle", le dijo Vázquez a Kirchner al alcanzarlo presuroso. Kirchner se paró y fue ahí cuando le manifestó que había estado "mal", que con ello se había dado "una puñalada al pueblo argentino".


"Sobrepasaste todos los límites", le advirtió el presidente argentino a su par, quien intentó defenderse con un "nosotros somos un país chico y fuimos siempre perjudicados".


Ante ello, Kirchner le expresó: "No vengas a victimizarte, estábamos intentando un canal de diálogo y me tomaste el pelo".


La fuente comentó a Télam el "malestar" de la delegación argentina por la comparación que hizo Vázquez de los cortes de los puentes fronterizos por parte de los asambleístas con el bloqueo establecido hace más de 40 años por Estados Unidos contra a Cuba.


"Eso indignó aún más a la delegación", comentó la fuente, quien recordó que ya había un mal clima debido la decisión uruguaya de autorizar el funcionamiento de la pastera Botnia.





Al leer esta noticia pensé de dos formas:

1) Su Excelencia el Presidente de la hermana República Oriental del Uruguay manifiesta un desprecio importante ante el diálogo, y un rechazo a la sinceridad.

Pero lo que más me indigna es la liviandad con que decidió el futuro de miles de personas que residen en la cuenca del río Uruguay.


2) Evidentemente, el diálogo no es lo fuerte de Tabaré Vázquez.

Una decisión de este tipo debería tener una explicación racional, no basada en "la pequeñez" o "el índice de perjuicio" a un país.

Ni siquiera es un dato favorable para sí la existencia de trece pasteras en nuestro país, dado que el Uruguay es una república autónoma que no depende para su digna subsistencia de la utilización que haga la Argentina de ríos que sólo atraviesan su territorio.

El Uruguay ha violado el Pacto del Río Uruguay, y eso es un dato insoslayable.


Estas son mis reflexiones a priori, sujetas a los debates que hagan falta para que cada uno pueda especificar sus visiones sobre este conflicto.

Realmente, habría que sopesar los perjuicios ambientales a la región con los beneficios que implicará para Uruguay.

Lo dejo al criterio de ustedes... Mientras tanto, esta industria ya está funcionando.

"Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si estre ellos pelean los devoran los de ajuera" (Martín Fierro, de José Hernández).