miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿Es sólo Escocia? Nacionalismos y Estados a medida


El referéndum que enfrentará Escocia el día de mañana, 18 de septiembre de 2014, a fines de votar sobre su independencia (o no) del Reino Unido, podría dar lugar -quizás- al acontecimiento geopolítico no bélico más importante en lo que va de este siglo XXI.

Por supuesto, ante tamaña trascendencia que ha tomado el asunto, resulta conveniente preguntarse si sus efectos se limitarían sólo al caso escocés o si los mismos pueden llegar a trasladarse a otras zonas de Europa (Occidental u Oriental), o bien a otras partes del mundo.

Buque-Goo, Buque-Goo (feat. espía uruguayo James Bó)



Se ha escrito en estos días, no obstante las diferencias existentes entre los casos específicos, que esto dispararía medidas similares en Cataluña y el País Vasco. ¿Es tan así la situación?

En primer lugar, y esto es obvio: el Reino Unido y las autoridades británicas han dado su consentimiento para que los escoceses puedan ejercer su autodeterminación (la misma puede consistir en independizarse o mantenerse como país dentro de la Unión). No es así en el caso de España, como tampoco en el de Ucrania con relación a las zonas al Este del país eslavo. No entraré aquí a analizar el caso del Estado Islámico (ISIS), no obstante que haya elementos que lo hermanan con los demás supuestos en lo tocante a la tesis de fondo que luego se expondrá.

Por otra parte, la particularidad de que Escocia tenga una mayor autonomía que esas comunidades autónomas respecto del centro de poder nacional (esto es, Londres), hace menos desgarradora una hipotética separación, en la medida en que se ha dado con una gradualidad significativa.

La disimilitud relativa a la situación ucraniana se plantea por el hecho de que los escoceses han optado por la vía pacífica, a diferencia de los pro-rusos de Crimea y zonas del Este de aquél Estado. Téngase en cuenta, además, que los pro-rusos han intentado ser anexionados por Rusia, o bien formar gobiernos títeres de Moscú, por lo que no se trataría de casos típicos de alzamientos independentistas.

Es que, en definitiva, lo que se está redimensionando es la formación de Estados, algo que -en Europa - no ha sido la práctica desde 1945 a la fecha. Desde ya, la crisis que afectó al continente, que aún sigue esparciendo sus efectos, ha dado pie a que tal descontento se transforme en agitación social. Pero lo característico de la situación actual es la desformalización de los procedimientos constitutivos de un Estado-nación.

Si ello está fogoneado por un decaimiento en los factores condicionantes de la globalización mundializante, será materia de algún otro análisis más profundo. Lo cierto es que la inexistencia de facto de las fronteras nacionales -y el apaciguamiento de las pasiones nacionalistas que conlleva-, presupuesto de aquélla, probablemente se halle herida de muerte.

Es una nueva era: una modernidad líquida, pero con renacimiento de la frontera en tanto límite nacional -nociones que no redundan en un pleonasmo per se, como hemos visto en las últimas décadas-. ¿Un desplazamiento del eje desde el absolutismo moral-capitalista estadounidense hacia el nacional-proteccionismo chino? Dejamos la pregunta formulada.


Bonus Track - Excursus sobre los posibles cambios en The Union Jack, si Escocia vota por el "Sí":


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